domingo, 7 de febrero de 2010

Emparejamientos en las primeras épocas


ESCUELA COLOMBÓFILA BELGA SOCIEDAD COOPERATIVA




ESTUDIO COMPLETO Y DETALLADO EN DOCE LECCIONES DE LA PALOMA VIAJERA (SEGÚN LA ESCUELA COLOMBÓFILA BELGA EN 1886)



NOVENA LECCIÓN



LOS EMPAREJAMIENTOS






Editado en 1886 por la
ESCUELA COLOMBÓFILA BELGA SOCIEDAD COOPERATIVA
Bajo la alta dirección de: LUIS SCHLUSMANS
Calle Gustavo Baivy 151, Jemeppe s/M Bélgica




A MODO DE PRÓLOGO


La que sigue, es una adaptación de la traducción casera de la novena lección, titulada LOS AYUNTAMIENTOS, que fuera editada en Bélgica en 1886 por la ex Escuela Colombófila Belga y publicada en idioma francés. Dicha traducción, escrita a máquina en papel común, me fue obsequiada por mi querido maestro y amigo Omar Horacio Bifaretti en la ciudad de La Plata, aproximadamente durante el transcurso del año 1975.
Fue pasada ahora en limpio, debido al deterioro progresivo del estado de conservación de la copia en cuestión, y corregida muy por encima por mí --y solo en la parte lexicográfica— para su mejor interpretación, en mi domicilio de la localidad de Villa General Arias, partido de Coronel de Marina Leonardo Rosales, Provincia de Buenos Aires (Argentina) el 27 de febrero de 2004.
La Escuela Colombófila Belga ya no existe más y del mencionado Estudio Completo y Detallado solo llegaron a mi poder esta traducción y la de la quinta lección, referida al tema de los ojos, también archivada por mí digitalmente.
El señor Bifaretti falleció durante el año 2003. Fue un excelente maestro para mí y un colombicultor sumamente inquisitivo, que buscó durante toda la vida acrecentar día tras día sus conocimientos en ese difícil arte y compartió conmigo sus hallazgos y preocupaciones, por lo que le estoy sumamente agradecido.
Ojalá que una copia de este material bibliográfico llegue algún día a las manos de algún colombicultor en ciernes que sepa reconocer, cuando menos, el valor histórico que tiene. Seguramente eso es lo que él también hubiese esperado.

Juan Carlos Rodolfo Ceballos García




ÍNDICE Página




Los ayuntamientos 05
Ayuntamientos para concursar 05
Cuadro analítico 05
Ayuntamientos para la reproducción 09
Ayuntamientos según los ojos 10
Elección de las parejas 10
Cruzamientos 12
Consanguinidad 12
Cómo formar una nueva familia 17
Cuadro de los resultados obtenidos 19
Época de los ayuntamientos 20
Preparación de los ayuntamientos 23
El cambio de comida 23
Cómo hay que acasalar 24
Ayuntamientos de otoño 25
Cuestionario 26


--o--





LOS AYUNTAMIENTOS


El estudio de los emparejamientos es muy atractivo e interesante. El modo de proceder a este respecto tiene muy serias repercusiones sobre los futuros éxitos del aficionado.
El dar una hembra a un macho es, en sí mismo, un hecho muy trivial. En eso consiste el emparejamiento. Pero procurar a un sujeto la pareja que mejor le conviene, he ahí la piedra de toque, la dificultad que muy pocos aficionados resuelven de una manera perfecta.
Nuestro curso es el primero que se da en la materia al aficionado colombófilo, una enseñanza segura, infalible, sacada de los datos científicos y de la observación minuciosa a la que nosotros nos hemos consagrado.
El método que aconsejamos está basado sobre la comprobación siguiente, que tiene una gran importancia:
“Un emparejamiento realizado en vista de la reproducción no conviene a veces en vista de las carreras y viceversa.”
Necesariamente hemos subdividido este gran problema en dos partes distintas:

1. Los emparejamientos para concursar
2. Los emparejamientos para la reproducción.

Vamos a examinar en detalle estas modalidades.

AYUNTAMIENTOS PARA CONCURSAR

Los emparejamientos para correr se realizan entre sujetos de los cuales uno, o lo que es igual, los dos, están destinados a participar en las carreras.
El problema fundamental, a llevar a cabo en el momento de la unión, consiste en procurarle al macho la hembra que lo hará feliz, aquella para la cual su amor se declarará sin reservas; aquella que será la causa de sus proezas. Lo que decimos para el macho es aplicable igualmente a la hembra.
Ésta no será cualquiera y variará según el plumaje, la conformación y los ojos del macho y, luego de la selección, serán tenidas igualmente en cuentas las características en la hembra.
La experiencia nos ha demostrado que un macho busca siempre preferentemente una compañera cuya coloración de plumaje es contraria al suyo. Es así como un oscuro será siempre acoplado a uno claro, por ejemplo, un bronceado a un azul, o un pálido con un escamado pálido o un blanco; un escamado oscuro con un azul o un pálido, etcétera.
Notemos, de paso que el color oscuro es dominante con respecto a un plumaje claro.
Por otro lado, se elegirá cuidadosamente para estos acoplamientos, dos palomas cuyos círculos de correlación tengan iris opuestos, por ejemplo, blanco en una, rojo en otra; rojo en una, amarillo en otra, o viceversa.
Observemos que hasta aquí, el rojo domina al amarillo y que éste domina al blanco.
Además, a un sujeto predispuesto para las cortas distancias, lo acoplaremos a una paloma que presente aptitudes para las largas distancias. Esta última disposición es, por lo general, dominante con respecto a la primera.
Cuando el macho y la hembra estén destinados a correr, es evidente que los elegiremos a los dos de entre palomas extras bajo en cualquier tipo de rendimiento, entre los más aptos para efectuar un retorno rápido e inmediato.
En este caso, si solo el macho debe participar en los concursos, el valor de la hembra no reviste ninguna importancia, aunque sea de conformación irregular, con tal que posea un color de plumaje contrario, un círculo de correlación opuesto y un tamaño diferente, en una palabra, que sea ella la compañera ardientemente deseada.
Estas condiciones son raramente respetadas y, sin embargo, ellas no son más que la consagración de un método aplicado por las mismas palomas cuando tienen la libertad de elegir sus compañeras, en tanto que esa posibilidad de elección sea lo bastante grande como para que pueda satisfacer sus deseos,
Para darse cuenta, es suficiente con largar un macho, el más inteligente (un extra bajo todo rendimiento) entre una docena de hembras de todos los tipos de apariencias y colores. Si no ha estado antes acoplado, preferirá a una hembra que reúna las condiciones que hemos enunciado en relación con el plumaje, al ojo y al tamaño, en tanto y en cuanto esa hembra exista en el lote.
Pero que no se quiera dar una falsa interpretación a este juicio: algunos aficionados estarían tentados, en efecto, a dejar elegir las hembras a los machos mismos; llegarían de esta manera, en la mayoría de los casos, sino en todos, a un mal resul-tado, por la sencilla razón de que las palomas no suficientemente dotadas tomarían a la hembra que habría dado la mayor felicidad a un macho extra, trastornando las posibilidades de buenos ayuntamientos.
El aficionado cuidadoso elegirá, pues, él mismo los machos y las hembras que mejor convengan, según las indicaciones aquí dadas.
Entre otras indicaciones relativas al plumaje, al ojo y al tamaño, hemos notado que hay siempre en uno de los sujetos un carácter que es dominante con respecto al carácter correspondiente del otro.
Son estas diferencias opuestas las que procuran el amor recíproco tan necesario al buen resultado; la cosa es, desde luego, comprensible: si usted empareja dos fuertes voluntades, dos caracteres tenaces, ¿puede usted ver que se establezca entre ellos un buen entendimiento? En tanto que si uno de los sujetos se pliega a las exigencias del otro, haciendo todos sus caprichos, sometiendo sus costumbres a la voluntad fuerte de la paloma portadora de caracteres dominantes, se creará entre ellas una atmósfera de paz y de amor profundo, condición esencial para poder aspirar a los éxitos.
Es hacia la consecución de esa meta que deben encaminarse nuestros esfuerzos.
Existen, sin embargo, excepciones a estas teorías, por ejemplo, cuando dos sujetos emparejados se parecen en el plumaje lo que, en nuestro parecer, debe evitarse en la medida de lo posible.
En los casos parecidos, se debe cuidar sobre todo que los dos sujetos sean portadores de ojos cuyos círculos de correlación sean diferentes.
Se obtienen igualmente buenos resultados cuando se da un macho a una hembra que tenga el mismo plumaje que la madre del macho, y el macho mismo, es una paloma extra bajo cualquier rendimiento y que el padre haya suministrado pruebas de ser un buen corredor.
Si no se cumplen esas condiciones, la observación que señalamos pierde todo su valor y no puede aplicarse exactamente.
Resumiendo esas pocas observaciones en un cuadro analítico, tenemos lo si-guiente:

AYUNTAMIENTOS PARA CONCURSAR

PALOMA

1. De cortas distancias con Largas distancias
De Plumaje oscuro con Plumaje claro
De Círculo correlación amarillo con Círculo de correlación blanco

2. De Largas distancias con Cortas distancias
De Plumaje claro con Plumaje oscuro
De Círculo de correlación amarillo con Círculo de correlación blanco

3. De Cortas distancias con Largas distancias
De Plumaje claro con Plumaje oscuro
De Círculo de correlación blanco con Círculo de correlación Amarillo

4. De Largas distancias con Cortas distancias
De Plumaje oscuro con Plumaje claro
De Círculo de correlación blanco con Círculo de correlación Amarillo

5. De Igual plumaje con Igual plumaje
De Distancias contrarias con Contrarias
De Círculo de correlación contrario con Círculo de correlación Contrario

6. Macho con hembra como la madre del macho.

7. Hembra con macho como el padre de la hembra

Insistimos especialmente sobre la considerable importancia de este procedimiento en materia de ayuntamientos.
En efecto, cuantas veces hemos constatado que las palomas de conformación extra y que habrían debido ser libradas a los concursos no se distinguían por así decir, en nada. La razón de ello es muy simple: esos sujetos no habían perdido sus cua-lidades de buenos corredores, pero todo en ellos denotaba que estaban mal casados.
Se había cambiado frecuentemente a esas palomas la hembra que adoraban y por la cual hacían proezas. Es suficiente que se les devuelva la compañera por la cual ellos vivían, para que vuelvan a ser lo que de otro modo no habrían dejado de ser: corredores extras,
El aficionado tendrá necesidad de conservara preciosamente los pichones nacidos del primer para de huevos en un ayuntamiento para correr, pues si este está en condiciones de producir un buen pichón, saldrá siempre del primer par.

AYUNTAMIENTOS PARA LA REPRODUCCIÓN

Los ayuntamientos para la reproducción, como su nombre lo indica, se realizan con el fin de procurar al aficionado colombófilo nuevos sujetos que serán consagra-dos a las carreras o a la reproducción.
Un punto esencial se desprende de esta definición: tenemos la intención de ob-tener de esos ayuntamientos palomas capaces desde todo punto de vista y extras bajo cualquier tipo de rendimiento.
Luego de lo expuesto en la octava lección, relativa a la herencia y a la hibrida-ción, la solución capaz de procurarnos tales sujetos se resume en pocas palabras: Para producir algo bueno, se necesita enyuntar de lo bueno.
La primera condición a cumplir, será pues, la de elegir para reproductores dos sujetos clasificados extras bajo toda clase de rendimiento.
Hemos llamado frecuentemente la atención acerca de la necesidad absoluta de no acasalar en vista de la reproducción otra cosa más que sujetos que se parezcan entre ellos profundamente en la mayor cantidad de caracteres posibles.
Tendrán pues, el mismo plumaje, la misma corpulencia, las mismas patas, el mismo pico, la misma cabeza, la misma rapidez, la misma inteligencia, el mismo amor por el palomar, etc. En una palabra: serán idénticos. Una sola excepción, sin embargo: no aconsejamos enyuntar dos palomas cuyos ojos no posean el mismo círculo de correlación, aunque se convengan bien. Si preconizamos esta excepción, es con el fin de obtener entre la descendencia ojos contrarios, que nos proporcionarán una mayor facilidad cuando debamos hacer las yuntas para las carreras.
Aunque insistimos en que el macho y la hembra sean portadores de los mismos caracteres, no enyuntaremos, sin embargo, sujetos que tengan el ojo lleno, a no ser que no apuntemos a producir sujetos que serán dedicados a la reproducción. Hemos señalado precedentemente que el ojo lleno es más apto para la reproducción que para las carreras y fatalmente la unión de dos sujetos con ojos llenos dará una descenden-cia de la cual la mayor parte poseerá también ojo lleno.
Ayuntaremos, pues, nuestros reproductores, teniendo en cuenta lo siguiente:

AYUNTAMIENTOS SEGÚN LOS OJOS

1. Círculo de correlación amarillo con círculo de correlación blanco
De Iris marrón azulado con Iris rojo

2. De círculo de correlación amarillo con círculo de correlación blanco
De Iris anaranjado con Iris azulado

3. De Ojo lleno con círculo de correlación blanco-amarillo
De Iris marrón azulado con Iris rojo

4. De Ojo lleno con círculo de correlación blanco-amarillo
De Iris rojo naranja con Iris azulado

5. De Ojo no lleno con Ojo no lleno


LA ELECCIÓN DE LAS PAREJAS

Luego de las indicaciones que hemos dado, la elección de los sujetos a ser acoplados es una cosa simple y fácil de poner en práctica, con tal de que el aficionado posea palomas portadoras de las características requeridas.
En los ayuntamientos para correr carreras, el sujeto que uno destina a la competición y que tiene un rendimiento extra, o de una clase de A, B, o C, será acoplado a un sujeto de cualquier valor, con tal que tenga los caracteres opuestos, desde el punto de vista del plumaje, los ojos y el tamaño corporal, a aquellos de la paloma preferida.
En el caso en que los dos cónyuges presenten caracteres opuestos, entonces es necesario que ambos se hayan clasificado honorablemente.
En los emparejamientos para la reproducción, en cambio, tanto el macho como la hembra serán siempre palomas de valor, clasificadas como extras bajo cualquier tipo de rendimiento según nuestro método, es decir, que las diferentes condiciones relativas a una buena conformación física y a una buena conformación moral, serán escrupulosamente respetadas.
Pero, en tanto que para las carreras, ciertos caracteres serán opuestos, para la reproducción cuidaremos especialmente que el macho y la hembra sean lo más parecidos que sea posible el uno del otro bajo todos los puntos de vista, a excepción de los ojos.
La edad de las palomas a unir varía de uno a cinco años cuando se trata de ayuntamientos para reproducción. Las palomas, al llegar a la adultez, son tan propicias a suministrar una excelente progenie como los sujetos de mayor edad, a condición de que sean sanas y que su constitución física haya alcanzado su pleno desarrollo.
Estimamos, sin embargo, que el resultado máximo puede ser alcanzado con su-jetos de dos o tres años. Después de los cinco años, una paloma puede dar todavía pichones, pero es cierto que el ardor, la riqueza y la pureza de sangre ya no estarán en su apogeo.
En cuanto a la edad de los sujetos destinados a las carreras, el problema es secundario y el aficionado juzgará por sí mismo si sus palomas están todavía en posesión de los medios necesarios para clasificarse honorablemente.
Otro punto que es absolutamente necesario que se respete en el momento de efectuar las uniones, es el perfecto estado de salud del macho y de la hembra, tanto con respecto a las de carreras como para la reproducción. Insistimos en ello, sabiendo que cada cual otorgará a este problema la importancia que se merece.
Las palomas a acoplar serán elegidas ya sea dentro de la propia familia o de familias diferentes.
Esta elección nos lleva inevitablemente a describir los ayuntamientos por cruzamiento y por consanguinidad.

CRUZAMIENTOS

En colombicultura, el cruzamiento consiste en unir dos individuos de familias diferentes, con el propósito de aportar a la descendencia sangre nueva y mejorar el nivel de calidad, desde el punto de vista físico y moral.
Sin embargo, con mucha frecuencia, en la mayor parte de los aficionados la meta perseguida no es tan precisa y apunta a obtener de las generaciones resultantes uno o algunos buenos sujetos que les permitan correr ventajosamente.
La mayor parte del tiempo, además, tales cruzamientos son realizados sin la menor lógica, sin el menor estudio, sin las menores previsiones, y no consiguen generalmente nada de interesante.
Por aquí, por allá, el azar favorecerá una unión donde los dos sujetos se complementen admirablemente el uno al otro, pero será una excepción.
Hemos dirigido vuestra atención, tras el estudio de la teoría de la selección, sobre el peligro de acoplar dos palomas que sean portadoras de varios caracteres opuestos, mostrándoles las dificultades que existen de producir sujetos extras bajo todo rendimiento.
Esas dificultades se vuelven más y más numerosas a medida que aumenta el número de caracteres diferentes. Hemos señalado igualmente, que esos caracteres no son siempre visibles y que dos palomas, aunque en apariencia se parezcan la una con la otra, pueden diferir entre ellas profundamente. Es decir que los cruzamientos no pueden procurarnos el as que todo aficionado sueña con poseer. De ninguna manera, porque de la observación rigurosa de nuestros métodos, las dificultades que surgen de los ayuntamientos están considerablemente aplanadas. Es posible, por los cruza-mientos, mejorar una raza, ver las dos razas unidas.
Las palomas que sirvan de experiencia, deben ser en todos los casos sujetos extras bajo todo tipo de rendimiento según nuestro método.
El aficionado indagará las particularidades propias de los parientes del macho y de la hembra. Buscará minuciosamente entre sus antepasados, cuáles eran las características síquicas y morales, algunas de las cuales escapan al examen del conocedor más avezado: el coraje, el amor al palomar, la predisposición a cuidar el nido des-pués de regresar de una carrera, etcétera.
Comparará el pasado moral de la ascendencia paterna y de la materna y se esforzará en no unir más que los sujetos cuyos parientes hayan dado pruebas reales de calidad. El macho y la hembra respetarán, además, las condiciones concernientes a los enyuntamientos para la reproducción que hemos indicado en otra parte, es decir, que los caracteres físicos y morales estén exentos de todo defecto y se parecerán al máximo.
Bajo tales condiciones, un cruzamiento debe dar numerosos productos extras bajo todos los rendimientos. En la práctica, sin embargo, no siempre es posible unir dos palomas irreprochables. A pesar de las aparentes bellas cualidades de los progenitores, surgen entre la descendencia sujetos indeseados y no portadores de las brillantes características de sus parientes.
Nuestra experiencia nos ha permitido comprobar que, en general, el primer par de huevos da el máximo de calidad que es capaz de producir un casal. Cuando éste se ha realizado con conocimiento de causa, conforme a nuestras indicaciones, la progenitura se compondrá de varias palomas extras que se repartirán entre los diferentes pares de huevos; pero –y atraemos seriamente vuestra atención sobre este punto— si el ayuntamiento no puede suministrar más que una sola buena paloma, ésta surgirá siempre del primer par de huevos.
Este valioso dato ayudará enormemente al observador y le permitirá, por las simples comprobaciones enunciadas, darse cuenta de si su cruzamiento se ha efectuado en la forma debida.
Si el primer par de huevos no da nada de valor, que abandone el intento. Sería una pérdida de tiempo obstinarse. Si el primer par de huevos suministra un buen sujeto y el segundo no da nada de valía, hay que parar. Si, por el contrario, el se-gundo par logra todavía producir algún sujeto de valor, es que se está bien encami-nado y habrá que perseverar en el intento.
Debemos considerar primer par de huevos a los dos primeros huevos puestos por la hembra inmediatamente después de la unión. El aficionado que hace jugar sus palomas por el método de la viudez y que separa al macho de la hembra al poco tiempo de haberse efectuado el ayuntamiento, obtendrá dos primeros pares de huevos por año, uno en marzo y el otro en agosto.
El espacio entre una unión y la otra es suficientemente extenso como para permitir que el fenómeno se manifieste por segunda vez.
En todos los tiempos, los cruzamientos han sido necesarios para el mejoramiento de la raza.
Son ellos los que han permitido, fijando las bases, el punto de partida, esta maravillosa evolución que ha tenido lugar desde el mensajero persa y la paloma torcaz, por ejemplo, hasta la familia más reputada de este siglo.
Pero insistimos en este punto: no hay que querer cruzar todo y aceptar como reproductores cualquier sujeto de una cepa que, según la opinión pública, a lo mejor haya sido de la más floreciente, pero cuyos representantes actuales pueden ser, sin embargo, portadores de graves defectos.
Nos remitiremos, pues, al valor real de la paloma, juzgada según nuestros métodos y de sus descendientes directos.

CONSANGUINIDAD

El ayuntamiento consanguíneo consiste en la unión de dos sujetos descendientes de antepasados comunes, es decir, de un mismo tipo de familia, y próximos.
Ha sido un problema en todos los tiempos, puesto que los diferentes autores colombófilos no están de acuerdo en cuanto a los métodos empleados y a los resultados obtenidos.
Debemos reconocer que partidarios y adversarios tienen y no tienen razón a la vez, puesto que la consanguinidad constituye para los aficionados un arma de doble filo cuyo uso es peligroso: uno es benéfico y el otro perjudicial.
Si abordamos sanamente el examen de este importante asunto, nos vemos forzados a reconocer que, en la naturaleza, la consanguinidad ha jugado un papel pre-ponderante en todas las especies y en todas las variedades basadas en la reproducción.
En estado de libertad, los machos buscan sus hembras en los alrededores, sin preguntar a aquella que le gusta si es su tía, su madre, su hermana o su hija. ¿Qué puede importarle el grado de parentesco? ¿No vemos frecuentemente en un rebaño de bestias cubrir un macho a todas las hembras de su familia, ascendientes y descendientes? Y, sin embargo, las diferentes especies se mantienen, o más bien, evolucionan hacia lo mejor siempre, sin retroceder jamás. La consanguinidad es, pues, bené-fica.
Por el contrario, en el estado de domesticidad, bajo la vigilancia del hombre, ciertas familias cultivadas sobre sí mismas, generación tras generación, degeneran rápidamente y se alejan, sin cesar, de los tipos soñados, debido a los reproductores jóvenes, portadores de defectos no sospechados en los progenitores. La consanguinidad es, pues, también perjudicial.
Los aficionados que han seguido atentamente nuestra octava lección, referente a la selección, comprenderán fácilmente las razones del bien y del mal en este género de ayuntamiento. Ellos apreciarán toda la importancia de la influencia constante de la naturaleza sobre los seres vivientes.
En el estado de libertad, todos los animales están sometidos a una selección severa, debida al medio en el cual ellas viven, a la alimentación que ellos pueden procurarse, a las costumbres y ejercicios que realizan, a los incesantes combates que libran por la posesión de las hembras, a la fecundidad, etcétera. Todas estas causas constituyen elementos que conducen a la destrucción despiadada de los individuos más débiles, de los menos dotados, para no dejar subsistir sino a los más aptos desde cualquier punto de vista.
La lucha por la vida es un combate de todos los días donde los menos resistentes deben infaliblemente sucumbir.
Los sujetos nacidos de uniones consanguíneas están, pues, sometidos a una selección severa y constante, lo que nos autoriza entonces a escribir que este género de reproducción es deseable, porque permite hacer evolucionar siempre a las especies hacia las cualidades mejor marcadas.
Infortunadamente no sucede siempre lo mismo entre las diversas culturas confiadas al cuidado del hombre. La mayoría de las veces, el aficionado que acopla a sus palomas consanguíneamente, se desinteresa mucho de los resultados que le procuran esas uniones.
Porque los reproductores son descendientes directos de una famosa línea, no se inquieta más por el valor real de la descendencia obtenida, que él supone igual a los antepasados gloriosos. Le parece criminal sacrificar jóvenes palomas que descienden de una cepa tan renombrada, obstinándose en querer perseverar en una vía que puede serle funesta desde el punto de vista de los sucesos venideros.
Es aquí que conviene ser despiadado y suprimir radicalmente, sin vacilaciones, todo sujeto que denote el menor desvío desventajoso de los productos soñados.
Bajo esta sola condición (proceder con una severidad extrema luego del examen de los sujetos nacidos de parientes), la consanguinidad nos procurará los medios para perpetuar y mejorar una familia de buenas palomas de carrera.
El empleo de ese método es recomendable, en tanto y en cuanto el aficionado le consagre su estudio, su atención continua, su observación minuciosa, y siempre que sea implacable con las desviaciones del tipo.
Debe redoblar absolutamente su prudencia, su vigilancia y conocer a fondo las teorías de la octava lección para que los sucesos coronen sus esfuerzos. No debe conservar de la progenitura ni acoplar en la serie sino los sujetos extras bajo todo tipo de rendimiento, que reproduzcan fielmente y con mejora, a los parientes primitivos.
De no observarse rigurosamente estas indicaciones, la consanguinidad dará pronto pichones endebles, enfermizos, degenerados de más en más, que no serán sino la sombra de sus famosos antepasados.
De manera que no lo olvidemos. Insistamos acerca de este punto: la consangui-nidad es un arma de doble filo; empleada con conocimiento de causa, ella nos permitirá prever sus resultados; sus frutos serán mejores. En caso contrario, vista la rapidez con que ella se apodera de defectos, los cuales reproduce agravándolos, sus efectos funestos quedarán al descubierto.
La consanguinidad es el método de reproducción en el cual las variaciones y mutaciones se producen de manera muy frecuente.
En cuanto esas variaciones están representadas por un mejoramiento en la cali-dad, es evidente que no se reproducen con más facilidad que a través de los cruzamientos, puesto que las células masculinas y femeninas contienen las mismas carac-terísticas originarias de la misma sangre.
Por el contrario, si en lugar de mejoramientos, ellas han dado lugar a defectos, éstos serán íntegra y fielmente legados a la descendencia, que los reproducirán, acentuándolos con ventaja, de una manera fulminante.
La consanguinidad puede practicarse con diferentes grados de parentesco, sea entre padre e hija, abuelo y nieta, bisabuelo y bisnieta, tía y sobrino, primos y primas, etc.
La práctica demuestra que los mejores resultados se dan entre parientes de segundo grado, descendientes directos, sea entre abuelo y nieta o abuela y nieto; la pureza de caracteres es más fielmente legada a la descendencia por ese grado de parentesco antes que por cualquier otro.
El estudio de este importante problema no es de los más fáciles. Aconsejamos al aficionado que no esté suficientemente iniciado en su manejo, no hacer uso de él y remitirse más bien a los cruzamientos, conforme a las indicaciones que hemos dado precedentemente.


CÓMO FORMAR UNA NUEVA FAMILIA


¿Puede uno formar nuevas familias? Sí. Todo aficionado puede crear una familia propia, que sea su obra. ¿Cómo debe hacerlo? Por cruzamientos y consanguinidad.
Supongamos, por ejemplo, que deseamos tener una nueva familia portadora de las siguientes características: plumaje azul puro, dos barras transversales negras y algunos puntos de una tercera hilera, una pluma blanca a la altura del ojo, cabeza achatada, pico mediano, ojo marrón o con círculo de correlación blanco con iris rojo, conformación física y moral extra.
Elegiremos en dos familias diferentes, de las cuales conocemos en los menores detalles las numerosas cualidades que adornaban a sus antepasados, dos sujetos extras bajo todos los rendimientos, el macho “X” de una familia y la hembra “Y” de la otra.
Esas palomas llevarán exactamente los caracteres de uno al menos de los ante-pasados respectivos y los dos sujetos poseerán las características elegidas.
Esos sujetos deberán, bajo pena de fracaso, parecerse rigurosamente desde todos los puntos de vista, a excepción de los ojos, en el físico, plumaje, cabeza, pico, cuerpo, patas, algunos puntos negros de una tercera hilera, aquel blanco en la cabeza, etc., y en los morales: inteligencia, voluntad, coraje, etc.
El ojo de uno de los sujetos será marrón lleno, el macho, por ejemplo; la hembra poseerá el círculo de correlación blanco con iris rojo.
Puesto que las dos palomas han sido clasificadas extras bajo todos los rendimientos conforme a nuestro método, la mayoría de los pichones “A” que obtendremos durante el primer año, serán también extras bajo todos los rendimientos.
Entre esas palomas “A” de la primera generación, es muy probable que obten-gamos una multitud de plumajes y de ojos diferentes, además de otros caracteres de los cuales no eran portadores sus padres o madres.
No reservaremos de esta primera generación, para la creación de nuestra cepa, más que aquellas palomas que más se acercan al tipo soñado y que serán, por consiguiente, las portadoras de los caracteres deseados. Desde todo punto de vista serán irreprochables.
Pasaremos revista minuciosamente a cada carácter, a cada pequeño detalle de cada sujeto y se rechazarán despiadadamente (para la creación de la cepa, se entiende) toda joven paloma que no sea portadora de todas las cualidades requeridas o que presenten el más mínimo defecto.
Esta generación “A” consanguínea, será el punto de partida de una unión que se realizará estrictamente en consanguinidad, es decir, entre miembros de la familia de la cual descienden.
Acoplaremos un macho (“X”) y una hembra (“Y”) de la primera generación (“A”), que escogeremos entre las más bellas y que sean portadoras de las diversas cualidades de sus ascendientes.
Su descendencia, que representaremos por la letra (“B”), será escogida también tan rigurosamente como sea posible.
Nuevamente se separará para la reproducción todos los sujetos cuya conformación física y moral constituya una desviación, por mínima que sea, de sus parientes ”A”.
Luego de esta selección, absolutamente imprescindible, escogeremos algunos sujetos de las dos generaciones sucesivas “A” y “B”, que deben parecerse en todos los aspectos y que sean portadores de aquellas cualidades.
Para la obtención de nuestra tercera generación, ayuntaremos un sujeto “A” con uno “B”, padre con hija o madre con hijo, de los cuales no escogeremos más que los sujetos “C”, minuciosamente parecidos a “A” y a “B”, portadores de las mismas cualidades, exentos de defectos.
Poseeremos, de esta manera, tres generaciones sucesivas, originarias de dos corrientes de sangre que se fusionarán, poco a poco, para dejar aparecer pronto nada más que las características buscadas.
La cuarta generación (y del mismo modo las siguientes) será obtenida enyuntando siempre dos sujetos originarios de dos generaciones que no sean inmediat-mente sucesivas, es decir, uniendo palomas con parentesco en línea directa pero en segundo grado, por ejemplo, abuela con nieto o abuelo con nieta.
La experiencia nos ha demostrado que la herencia de caracteres es más fielmente transmisible entre sujetos escogidos de la forma que indicamos a continuación.


CUADRO DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS

PRIMER AÑO: X x Y

Primera generación: A

SEGUNDO AÑO: A x A

Segunda generación: B

TERCER AÑO: A x B

Tercera generación: C

CUARTO AÑO: A x C

Cuarta generación: D

QUINTO AÑO: B x D

Quinta generación: E

Y así sucesivamente.

Recomendamos al aficionado que quiere obtener estos resultados, tomar cuidadosamente nota cada año del número de palomas obtenidas, de las características de que son portadoras, de qué casales descienden, por qué razón algunas han sido re-formadas por la reproducción, el número de extras producido así como la merma real, etc., todos los informes que le permitirán en lo sucesivo juzgar el mejoramiento adquirido o la degeneración sobrevenida.
El sexo y la filiación de cada sujeto serán precisamente asentados en un libro habilitado a esos efectos.
Los numerosos informes que serán consignados permitirán al aficionado determinar cuáles son los caracteres dominantes y recesivos de la familia, gracias al conocimiento de los cuales, apoyándose en las leyes de Méndel y los ejemplos que hemos dado sobre este problema, las cosas le serán enormemente facilitadas y serán una guía segura en la conducción de los ayuntamientos ulteriores.
Se percatará así si luego de un estudio serio y de una selección severa, esos acoplamientos han sido efectuados lógicamente, y si el número de sujetos que representan exactamente el tipo deseado es, de generación en generación, el más abundan-te.
Si el método precedentemente señalado ha sido respetado escrupulosamente y la elección de los reproductores de cada generación ha sido hecha con conocimiento de causa de manera favorable, las tres cuartas partes al menos de jóvenes palomas a partir de la quinta generación deberán ser la imagen fiel o mejorada de los reproductores A y B.
Por el contrario, si una falla cualquiera hubiese sido cometida, los defectos que resultarán inevitablemente de ella se agravarán de año en año y serán el punto de partida de una degeneración cierta y rápida.
Los primeros indicios de esta degeneración son en general las variaciones numerosas del plumaje y una diversidad cruzada de tipos de ojos. Al aficionado le toca, pues, vigilarla y remediarla sin tardanza.

ÉPOCA DE LOS AYUNTAMIENTOS


La época de los ayuntamientos ha sido en todo tiempo largamente discutida y no ha sido resuelta de la misma forma por todos los aficionados.
Algunos unen sus sujetos ya en enero, incluso hacia diciembre mismo, con la finalidad de obtener palomas precoces, que destinarán a las etapas de otoño.
Estas palomas, disponiendo de más tiempo para constituirse físicamente, están habitualmente bastante desarrolladas para ser acasaladas en el año de su nacimiento, lo que les procurará un adelanto evidente en el momento de los certámenes; cada uno sabe que el amor que surge fatalmente es en base a esos sucesos.
Pero los resultados constatados son a veces una fuente de desengaños para el aficionado. Un ayuntamiento muy prematuro, necesita que el macho y la hembra sean bien alimentados en un período del año en el que su sangre tiene necesidad de ser depurada.
Durante los dos primeros meses, enero y febrero, es indispensable que nuestros animales estén sujetos a un racionamiento congruente, con el fin de hacerlos adelgazar.
Deben tomar durante este período la tisana depurativa que hemos mencionado en las lecciones anteriores, la que contribuye eficazmente a limpiarles la sangre, cargada de impurezas.
De esta función, tan importante, de los cuidados a dar durante estos dos meses, depende la caída rápida y cierta del plumón, cuya permanencia constituye un serio inconveniente para una puesta en forma duradera.
Surge así que la paloma que empolla y cría debe recibir una ración alimenticia que concuerde con la importancia de esta función y que los cuidados que hemos preconizado a este último respecto no pueden ser entonces prodigados.
Los sujetos acoplados sufren pronto enormemente esta anomalía, y la mayor parte de las veces estas palomas no pueden participar más que en los concursos correspondientes a la primera mitad de la campaña deportiva, cuando la forma ya ha desaparecido.
Loas pichones, que nacen (siempre que el frío no haya obligado a sus progenitores a abandonar los huevos) están frecuentemente sometidos, durante el período invernal, a temperaturas bajas excesivas, heladas, nieve y vientos del Norte, que son un obstáculo para su desarrollo normal.
¿Cuántos pichones habría entonces que criar para poder conservar unos pocos ejemplares? Los otros sucumbirían a causa de los rigores del tiempo.
Si incorporamos entonces a este cuadro lo que hemos señalado precedentemente, a saber: que el primer par de huevos da siempre el máximo de sujetos de valor, aparece en cada uno el interés de no enyuntar sus palomas más que en un período del año, cuando la temperatura los ayuda, a fin de conservar la mayoría de los pichones de las primera polladas para probar suerte en las carreras.
La misma naturaleza nos prueba que tenemos razón: las aves en libertad no se enyuntan jamás antes de que los primeros rayos calientes del sol de marzo no hayan manifestado su presencia.
No procederemos, pues, a la unión de las primeras parejas sino hacia el primero de marzo, fecha ésta más propicia, tanto para los reproductores como para los corredores.
Por esta forma de proceder, los pichones que nazcan lo harán en presencia de buenas condiciones atmosféricas y podrán desarrollarse normalmente.
También sus padres serán conducidos bajo esas buenas condiciones, puesto que habrán seguido en enero y febrero un régimen depurativo eficaz, poniéndolos así en buena posición para adquirir la forma que tanto necesitarán durante la campaña deportiva.
Por otra parte, la caída de las primeras remeras primarias no se efectuará tan tarde en la temporada de carreras, dejando así a nuestras palomas en posesión de todos sus medios en vista de los esfuerzos que tendrán que realizar.
La fecha de los acoplamientos no será fijada el primero de marzo para todos los ejemplares, Será determinada, sobre todo, por el tipo de juego en que intervendrán y por las etapas en las cuales el aficionado descuenta que va a hacer participar a esas palomas.
Si practica el juego de la viudez, fijará esta fecha para una paloma dada, treinta días antes de la primera etapa a la cual ella deberá concurrir. Por ejemplo: si la paloma debe correr su primera carrera el 15 de abril, será enyuntada el 15 de marzo. Otro, especialmente reservado para una serie de largos recorridos, de los cuales el primero tendrá lugar el 25 de mayo, será emparejado el 25 de abril.
Hasta la fecha en que tendrá lugar el acasalamiento, todos los sujetos recibirán la ración correspondiente a la comida de invierno, que les impedirá tomar forma antes de la fecha en que deberá disponer de ella.
Estas fechas no son, sin embargo, las mismas en el juego al natural o en la semi viudez. En efecto, por esos métodos las palomas son jugadas cuando el macho caza a la hembra (o sea cuando la hembra está por poner el huevo) cuando ambos empollan o cuando crían pichones.
La fecha de enyuntamiento será conforme al sistema de juego practicado y de la posición preferida por el aficionado y según la época en la cual estima va a participar en las primeras etapas. No será, en todos los casos, jamás antes del primero de marzo.


PREPARACIÓN DE LOS AYUNTAMIENTOS

Las palomas no serán unidas así como así, sino luego de haber sido objeto de una adecuada preparación.
Los sujetos que han sufrido el régimen de invierno tal como lo hemos preconizado, se habrán vuelto necesariamente muy flacos y tendrán necesidad de una ali-mentación consistente, más alimenticia que los 15 gramos que han recibido diariamente. A partir del 20 de febrero se les suministrará 25 gramos por día; a partir del tercer día, se los alimentará a voluntad. Las raciones que recibirán estarán compuestas de la siguiente manera:

EL CAMBIO DE COMIDA

A) Reproductores: Los dos primeros días tres cuartos de ración de invierno y un cuarto de ración de reproductores. El tercero y cuarto días, media y media. El quinto y sexto días, un cuarto y tres cuartos respec-tivamente. Después del sexto día: ración de reproducción (completa.)
B) Corredores: Los dos primeros días, tres cuarto de invierno y un cuarto de ración de concurso. El tercero y cuarto días, medio y medio, del quinto al sexto días, un cuarto y tres cuartos. Después del sexto día se les dará la ración de concurso (completa.)

Componemos así las raciones de transición de un régimen al otro con el fin de encaminar lentamente las palomas hacia su nuevo modo de alimentación, lo que les evitará la diarrea y las inflamaciones que frecuentemente le causan los cambios bruscos.
La ración alimenticia de las corredoras puestas en viudez será distribuida a voluntad el día de la separación de sexos, la cual tiene lugar después de los doce días de incubación.
Después de este periodo recibirán, al igual que los concursados al natural o en semi viudez, dos cucharadas de café de pequeños granos a la mañana y otros tantos de granos gruesos a la noche.
En cuanto a los reproductores, su ración les será suministrada conforme a sus necesidades, siguiendo la fórmula que hemos dado en la lección anterior.

CÓMO HAY QUE ACASALAR


Los sujetos a unir, una vez que fueron cuidadosamente elegidos según su con-formación general y al papel que deben jugar, no serán puestos juntos de inmediato.
De ser así recibirían inevitablemente picotazos y lucharían entre ellos, lo que puede acarrear perjuicios al amor que deberán testimoniarse recíproca y enteramente.
Los casilleros, tal como los hemos descrito en la tercera lección, serán munidos de su barrera central y claraboya, de manera tal que estén divididos en dos compartimientos no comunicados.
El macho será puesto en un compartimiento y la hembra en otro. A través de la claraboya que los separa, podrán observarse mutuamente.
Al principio, es frecuente que uno de los dos no experimente por su compañero ningún afecto y que busque más bien evitar sus miradas.
Poco a poco, sin embargo, se interesarán el uno por el otro, de más en mas, hasta el instante en que el amor recíproco haya nacido.
Nos darán prueba de ello prodigándose mutuas caricias. En cuanto este pequeño manejo ha durado algún tiempo, será suficiente con levantar la barrera y las palomas estarán acopladas.
A título de precaución, se evitará cuidadosamente dejarlos salir de su casillero durante los dos primeros días que siguieron al primer acercamiento, a fin de evitar que las hembras sean fecundadas por otros machos.
Esta observación tiene sobre todo importancia cuando se trata de reproductores. El apareamiento de una hembra con un macho distinto podría falsear los resultados esperados.
El aficionado que no hubiese advertido ese hecho, sería inducido a error en cuanto al valor de los pichones y de su supuesto parentesco.


AYUNTAMIENTOS DE OTOÑO

Practicando la viudez, algunos aficionados han tomado la costumbre de reeyuntar las palomas en el transcurso del mes de agosto, a fin de obtener pichones de otoño, que cubrirían las bajas ocurridas en sus colonias.
Basan igualmente esta forma de proceder sobre una leyenda generalmente admitida entre los colombófilos, que reza que los pichones de otoño son más aptos y brillantes que los nacidos en otras épocas del año. No compartimos esa opinión por las siguientes razones:
No es posible que pichones del mes de agosto o de septiembre, de padres que han sufrido durante todo el verano un régimen de excitación, que han estado sometidos a duras pruebas, que han desarrollado esfuerzos sostenidos y algunas veces muy grandes, muy duros para sus aptitudes físicas, sean superiores en valor a aquellos que descienden del primer enyuntamiento de marzo.
No sucede lo mismo con la cría de otoño, que aprovecha la existencia de una temperatura ideal. Y como, por lo general, esos pichones tardíos no serán sometidos a ninguna prueba durante el año de su nacimiento, disponen de todo el tiempo que necesitan para desarrollarse físicamente de una manera perfecta, para estar así disponibles el año siguiente, en el momento de tener que participar en los concursos.
Agreguemos, sin embargo, a esta exposición, que el aficionado que no enyunta a sus palomas sino a partir de marzo solamente, es decir, luego de emplear nuestros métodos, poseerá un gran número de pichones extras, de calidad superior.
En las uniones tardías, el aficionado aplicará las mismas reglas elementales que hemos indicado para los ayuntamientos de marzo; elegirá sujetos perfectamente sanos y, en todos los casos, clasificados extras bajo todos los rendimientos.
Deberá alimentar los pichones mañana y noche con una veintena de habichuelas remojadas en agua desde la víspera.



Fin de la Novena Lección


CUESTIONARIO


1. ¿Cuáles son las condiciones que se deben respetar cuando se trata de enyuntar dos palomas en vista de las carreras?

2. ¿Cuándo el único seleccionado puede ser el macho?

3. ¿Cuándo tanto el macho como la hembra deben ser seleccionados?

4. ¿Cuáles son las condiciones a respetar cuando se trata de enyuntar dos palomas en vista de la reproducción?

5. ¿Qué piensa de la consanguinidad?

6. ¿Por qué no se debe enyuntar antes del primero de marzo?

Aclaración
Los meses indicados precedentemente corresponden al hemisferio norte.

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