lunes, 11 de octubre de 2010

Origen y Evolución de la Paloma de Carrera

Por Juan Carlos Rodolfo Ceballos 
Parte Primera. El panorama inesperado
Extractado de mi libro “La verdadera historia de las palomas mensajeras” (Un cacho de Colomb & Cultura.) Agradeceré citar la fuente.
Según se desprende de algunos documentos de antigua data, los inventores de las carreras de palomas no habrían sido los belgas, sino los ingleses.
Pero si bien ellos pudieron haber sido los que las idearon y comenzaron a ponerlas en práctica más tempranamente, no alcanzaron empero a arraigarlas en su país.
Algunos piensan que esa frustración se debió al clima y, en modo especial, a la niebla, que como sabemos, dificultaba la orientación y el vuelo de las palomas.
En nuestra opinión, no pudo haber sido ese el principal escollo que los británicos no pudieron superar, porque después de pasado algún tiempo y cuando los belgas ya habían creado su propia paloma de carrera y desarrollado y exportado intensivamente esa actividad deportiva, volvieron a las andadas utilizando las aves de éstos, y desde entonces esta actividad se ha venido practicando allí sin inconvenientes.
Es muy probable, incluso, que aquel malogrado intento haya tenido lugar durante la época aquella en que los creadores de la descendiente de la Portadora oriental que en atención a su fiero aspecto dieron en llamar dragona, se hallaban ocupados en averiguar hasta qué punto podía ser ella de rápida y confiable.
N.B. 1. Preferimos usar esta denominación en lugar de la de Carrier, porque los ingleses, cuando se toparon con las mensajeras orientales, llamaron así a las de cualquier origen, queriendo significar de este modo que se trataba simplemente de “portadoras de mensajes”. La famosa Carrier del Este, por ejemplo, solo era para ellos una portadora (mensajera) de procedencia oriental, pero de origen indeterminado.
Y esto debió seguramente ocurrir en la segunda mitad del siglo XVIII, porque existen documentos fechados en este período que dan cuenta de que estas altivas y ágiles palomas estaban llamando poderosamente la atención de los especialistas a dicho respecto.
Uno de estos testimonios corresponde, según recordarán ustedes, a lo publicado en letras de molde por el señor Moore. En su Columbarian, obra publicada, como ustedes tuvieron ya oportunidad de ver, en 1765, menciona una dragona que, viajando desde Bury St. Edmunds hasta cierta Posada del Toro, situada en Bishopgate Street, había tardado dos horas y media en recorrer los 118 Km. que separaban ambos puntos.
Como la velocidad desarrollada por aquella paloma tuvo necesariamente que haberle parecido a Moore bastante desusada para la época, porque de otro modo no habría hecho ninguna referencia a ella, podemos presumir que recién se las estaba sometiendo a prueba y que tal vez hasta pudo ser esa la primera experiencia que se llevaba a cabo con dicho propósito, o que tomaba conocimiento público, puesto que no la compara con ningún ensayo anterior.
Como Moore nada nos dice acerca de las condiciones meteorológicas que debió enfrentar esta paloma en aquella oportunidad, no podemos emitir opinión alguna sobre su velocidad de vuelo, que para nosotros sería hoy bastante baja por cierto.
Ahora bien, a juzgar por lo que veremos un poco más adelante, este episodio tuvo lugar como unas tres décadas antes de que los belgas se pusieran a correr con las palomas mensajeras que había en su país y que habían quedado sin trabajo a consecuencia de la puesta en uso del telégrafo semafórico de Chappe.
Y existen suficientes indicios que nos permiten suponer que éstas, o bien eran descendientes directas de esas dragonas inglesas primigenias o formaban parte de una variedad de éstas, posiblemente más refinada.
A veces uno siente deseos de aceptar como válida la primera suposición, porque al leer a los distintos autores se tiene la fuerte impresión de que los belgas utilizaban por aquella época unas mensajeras que, o bien habían importado directamente de Inglaterra, o habrían recibido de manos de los holandeses, los que, a su vez, las habrían llevado también a su país (o a Bélgica) desde la vecina Inglaterra y, que además, esas palomas no podrían ser otras más que las susodichas dragonas.
Pero nos asalta un poco la duda cuando advertimos que lo que los ingleses estaban haciendo por entonces era tratar de mejorar una y otra vez las variedades de las Portadoras orientales con que –colombiculturalmente hablando— trabajaban a la sazón.
De manera que en esos treinta años podían haber pasado muchas cosas, como, por ejemplo, que hubiesen producido en el ínterin una paloma mejor, como podría ser la surgida de la conjunción Jinete-Dragona que mencionan algunos, o la Portadora inglesa, que citan otros, en este último caso, como proviniendo de la dragona.
¿A qué pudo deberse esta tendencia constante al mejoramiento que parece que se había apoderado tan fuertemente de los colombicultores ingleses en la época que nos ocupa?
Nosotros creemos que al simple hecho de que los colombicultores de entonces no pudieron estar ajenos al espíritu progresista, eminentemente utilitario, que gestó en su patria la famosa revolución industrial.
Recodemos que este conmocionante fenómeno comenzó precisamente en Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XVIII y que se extendió a otros países recién al finalizar la susodicha centuria.
Como no podía ser de otro modo, la revolución agrícola que tuvo lugar durante ese mismo siglo resultó esencial para que la industrial pudiese llevarse a cabo.
La agricultura inglesa se volvió por entonces más productiva y la ganadería no solo producía más sino que lo hacía con mayor rapidez, precisamente a causa de la eficiencia alcanzada por la agricultura en general.
La crianza de los animales domésticos también se vio afectada por esta pujante corriente eficientista.
Los métodos introducidos en esta actividad a partir de la segunda parte del siglo que nos ocupa, fueron de tal importancia, que hasta ahora no han sido alterados en ninguno de sus aspectos fundamentales.
Se los asocia, incluso, invariablemente, al nombre y a la época de Robert Bakewell (1725-1795), quien basó la cría de los animales domésticos en la cuidadosa elección de los eventuales reproductores.
N.B. 2. Un detalle digno de ser destacado por lo curioso que resulta, es que casi todos los grandes criadores del pasado solo vivieron para sus animales. Así fue que se dio entre ellos un exagerado número de solteros, lo que nos hace recordar el caso de los famosos hermanos Janssen de la localidad de Arendonk, Bélgica. El mencionado Bakewell fue uno de los tantos que se mantuvo en ese estado.
Tomemos nota, para tener una buena composición de lugar, que cuando la paloma a que hace referencia Moore probablemente estaba demostrando su valía, Bekewell, que tenía a la sazón 40 años, estaba asombrando a los criadores de su país por el giro revolucionario que había impreso a la cría de animales domésticos.
Así que no resultaría nada extraño que los criadores de palomas hubiesen recibido la influencia benéfica de su metodología de trabajo.
Para decidir cuáles debían considerarse aptos para la reproducción, Bakewell tomaba en cuenta el desarrollo individual y el aspecto exterior de los animales.
Pero solo eran aceptados finalmente como reproductores aquellos que demostraban en los hechos esa presunta superioridad y esto se establecía a través de las pruebas de calidad a que era sometida su progenie.
De manera que todos y cada uno de los candidatos a convertirse en reproductores pasaban por un período de prueba de extensión variable, el necesario y conveniente al menos como para que su descendencia hubiese sido debidamente vista y juzgada por él.
Si pasaban airosos esa difícil prueba, los dedicaba a la reproducción y durante tanto tiempo como resultaba posible mantener esa situación en aquella lejana época.
Los criadores del siglo XVIII descubrieron empíricamente muchas cosas relacionadas con el éxito de la reproducción, como por ejemplo, que el valor reproductivo de un macho es inmodificable, ya que ninguna alteración en su alimentación, en su edad, en su salud o en su medio ambiente podía tener influencia sobre su genotipo; que el fenotipo sirve de gran ayuda a la hora de evaluar el genotipo; que la vida no comienza con el nacimiento sino mucho antes de que este se produzca. Por ello es que la calidad de un ave depende de la calidad del huevo que le dio origen y ésta, de la nutrición de la madre que lo produjo, etcétera.
Comenzaron a llevarse, además, cuidadosos registros de producción; pero ya en esa temprana época los criadores sabían perfectamente que tanto el pedigrí como el fenotipo y la aptitud individual, que tomaban en cuenta a priori, si bien aumentaban las posibilidades de éxito reproductivo, debían arrojar a la postre resultados comprobables, ya que por sí mismos no eran capaces de ofrecer certeza alguna.
Como por entonces no se empleaba la inseminación artificial, la que hubiera facilitado enormemente las cosas, se utilizó la consanguinidad para mantener la calidad de los reproductores seleccionados.
N.B. 3. Se dice que, en su forma más primitiva, la inseminación artificial es tan antigua como Arabia. Los criadores de caballos árabes comenzaron a utilizarla alrededor de 1322. Lázaro Spallanzani (1729-1799) la usó en perros en 1780 y John Hunter (1728-1793) en nuestra propia especie, en 1799. En Rusia, Ivanov inició en 1899 estudios más serios (científicos) de la aplicación de este método, utilizando animales.
El apareamiento de padre e hija, hijo y madre y hermano y hermana era el único método fiable que los criadores tenían a mano para conservar la superioridad de esos los animales.
Fue de este modo que el “sistema de Bakewell”, que estaba dirigido estrictamente a la obtención de resultados utilitarios, posibilitó la diferenciación del ganado inglés en las razas que conocemos actualmente.
En bovinos, los Shorthorn, los Hereford y los Aberdeen Angus fueron desarrollados por los criadores ingleses de esa época. En ovinos, los Down, con los Southdown a la cabeza, hicieron de Inglaterra el centro mundial de la crianza de lanares para consumo.
Las gallinas inglesas, por su parte, son notables por su excelente calidad como productoras de carne. Seis son las razas de esa procedencia: Orpington, Australorp, Dorking, Sussex, Red Cap y Cornish. Todas, a excepción de la última, tienen la piel blanca y los lóbulos de las orejas rojos y, salvo la Dorking y la Red Cap, ponen huevos de cáscara oscura. La Dorking y la Orpington son sumamente estimadas por la finura de sus carnes, excelentes condiciones de postura, rusticidad, etc.
La primera fue introducida en la Gran Bretaña durante la época a que estamos haciendo referencia y se la crió en gran escala en la Villa de Dorking (en el Condado de Surrey) de donde tomó su nombre. A principios del XIX fue perfeccionada por Fisher Hobbs.
La otra, que fue conocida en Inglaterra recién a principios del año 1879, fue obtenida por el célebre avicultor William Kook luego de numerosos años de trabajo y de realizar severas selecciones.
Con las palomas inglesas que descendían de la Portadora del Este, oriental o persa, seguramente ocurrió lo mismo, salvo que no se recuerdan los nombres de sus cultores ni de las ciudades donde fueron ellas obtenidas originalmente.
Se sabe que los ingleses, a través de esta paloma exótica, crearon como cinco variedades para dedicarlas al ramo de la mensajería aérea primero y para correr carreras después.
Ellas fueron la Portadora inglesa, la Horseman o Jinete, la Dragona, una conjunción de ambas, la Jinete-Dragón y la paloma inglesa de carrera.
No les debe haber resultado nada fácil crearlas ya que en tiempos de Darwin, uno de los más inteligentes criadores, John Sebright, decía a propósito de las palomas, que si se le daba tres años de plazo para la experimentación, podría dar lugar a la producción de un tipo determinado de pluma, pero que necesitaría seis para lograr una nueva cabeza o un nuevo pico, o reformarlos.
El mismo autor del Origen de las especies por la selección natural, quien comentara en dicho libro lo expresado anteriormente por Sebright, dice que: “Si la selección consistiera simplemente en separar la variedad que muestra peculiaridades muy singulares y dedicar todos los cuidados a propagarla, resultaría el principio tan claro, que apenas sería digno de mención; pero su importancia estriba en el gran efecto que produce la acumulación en una dirección durante generaciones sucesivas, de diferencias que una mirada inexperta en estas cosas no puede apreciar; tanto que por lo que a mí hace, fueron vanos mis esfuerzos al efecto: sépase que, entre mil personas, solo hay una que posea el discernimiento bastante para llegar a ser conocedor extraordinario de tales materias; si esa excepción se halla dotada de estas cualidades, y estudia la cuestión durante años, y además dedica toda su vida con perseverancia indomable, a dichas observaciones, logrará triunfar y adelantará en gran manera en sus experimentos; si adolece de cualquiera de estas cualidades, fracasará. Pocos serán los que acepten de buena voluntad la aptitud natural y los años de práctica como requisito indispensable para llegar a ser hábil y experto criador de palomas.”
La portadora oriental
Acerca de este antecesor principal de las distintas variedades de palomas mensajeras y de carrera de los ingleses, Moore atribuye la introducción en Europa de la Portadora del Este a los holandeses.
Dice que dicha paloma procedía de Basora, ciudad ésta que actualmente pertenece a Irak, cuando la región donde se halla emplazada ésta formaba parte del imperio persa, de ahí que también se la conozca con ese gentilicio.
N.B. 4. Persia. En 1502, Ismail, jefe chiita, tomó el título de sha de Persia y formó un gran imperio. Éste se extendió desde Irak a Jorasán (provincia iraní) y de Bakú (a orillas del mar Caspio) al Golfo Pérsico. Su dinastía fue derrotada por Nadir Sha (1688-1747), jefe de los confines de Jorasán, que en 1736 se convirtió en rey de Persia. Luchó contra los turcos e invadió la India, llegando a tomar Delhi (1739) En 1786 el turco Aga Mamad fundó la dinastía gayarí, que subsistió hasta 1925.
El creador de la geología moderna, Carlos Lyell (1797-1875), concordaba con Moore en lo que respecta al supuesto origen de esta paloma.
Recordemos también que Willughby dijo que vio estas aves en Londres, durante el reinado de Carlos II. Esto ocurrió, pues, en alguno de los años que corrieron entre 1660 y 1685, y llevaba a pensar que pudieron haber sido introducidas en Gran Bretaña por indicación de ese monarca o por iniciativa de alguno de sus cortesanos.
Como la paloma de Basora se parecía tanto a la de Bagdad, el propio Darwin sospechó que ellas podrían haberse producido mediante cruzamientos con otras razas, pero en un estudio posterior referido a estas aves, guiándose por los caracteres propios de las mismas, llegó a la conclusión de que en realidad pertenecían a dos razas distintas.
Para este sabio inglés, la Portadora inglesa y la Dragona, resultaron de una selección de la Portadora del Este, introducida por algunos persas desterrados en tiempos de la conquista de su país por Timur Labg, el tártaro.
N.B 5. Timur Labg. En español Tamerlán (1336-1405). Era un caudillo mongol que perteneció a la nobleza turca musulmana. Se alzó contra el gobernador mongol de Transoxiana, conquistó el país y se proclamó heredero de Gengis Kan. Conquistó Turkestán, Persia y Asia Menor y extendió sus dominios desde la muralla china hasta Moscú. Se apoderó también de parte de la India y derrotó a Bayaceto, sultán de los turcos.
Ellos habrían traído tales palomas de su país de origen, introduciéndolas primero en España y en los estados bárbaros.
De ser esto correcto, tendríamos que fue introducida en Europa durante el reinado de Tamerlán, es decir, entre 1370 y 1405 y que recién fue a parar a Inglaterra como 300 años después.
Darwin, en "Las Plantas y Animales bajo domesticación", después de describir las características principales del Portador inglés, y notando cuán diferente es de la Columba livia, dice que la Dragona difiere del Portador inglés solo en las dimensiones. Para él, ambas descienden del Portador Pérsico, y describe al Portador de Bagdad como pareciéndose a un pobre dragón, cuyo tamaño está por encima de la Paloma de las rocas, con el pico no tan largo como el de ésta y los ojos ligeramente circundados de la característica cera y la correspondiente a la parte superior de la nariz, ligeramente inflada y “carunculada”.
Nosotros no hemos visto, hasta ahora al menos, un Portador persa “puro” sino ejemplares que evidentemente son descendientes de éste y que podrían ser los Portadores ingleses de los que aquí tanto se habla y a los que algunos consideran “carriers degenerados”. Nos gustaría, por consiguiente, estar seguros acerca de esta cuestión. Estas palomas se crían en la actualidad como aves de exposición.
La Jinete
La Horseman (Jinete, en español) era evidentemente un producto intermedio entre el Portador oriental y la Dragona, y descendiente también del Portador del Este, como lo dan a entender claramente sus respectivos nombres científicos:
Portador: Columba livia tabellaria.
Jinete: Columba livia tabellaria minor.
Dragón: Columba livia tabellaria mínima.
Como puede verse, las designaciones raciales en latín indican claramente que las tres fueron tenidas por palomas viajeras, es decir, de carrera (no mensajeras) y que lo que diferenciaba realmente a los nuevos prototipos de su tronco ancestral era el tamaño de sus cuerpos.
La Jinete desapareció tempranamente de la faz de la tierra y los colombólogos coinciden en que se extinguió porque no dio el resultado esperado, aunque se la utilizó antes para obtener otras subrazas o variedades.
N.B. 6. Se dice que la buchona inglesa descendería del cruce de la paloma jinete con la buchona holandesa.
Las dragonas
En lo que atañe a la Dragona, ella sigue siendo abundante en nuestro tiempo pero solo se las cría para la exposición.
Sin embargo, es un hecho reconocido que las dragonas se usaron en Inglaterra para correr carreras y también que ellas tuvieron un papel muy importante en la creación de la paloma de carrera belga; pero –se preguntan quienes han estudiado de cerca este asunto-- si esta variedad, proveniente del Portador persa, fue anteriormente usada en ese país para correr carreras, ¿por qué no se la usa en la actualidad?
La dragona, según Moore, se produjo de la unión de la Jinete con una volteadora no especificada.
N.B. 7. Hay otros que asegura que fue el producto del cruce efectuado entre la Portadora y una buchona desconocida.
Luego unieron a esta dragona con otra o la misma volteadora o con alguna otra paloma doméstica. El producto resultante, llamado comúnmente Skinnums por los británicos, era –según se dice-- poseedor de una gran potencia de vuelo y fue extensamente utilizado como paloma de carrera.
Es evidente que la dragona fue remplazada por otra mejor. Entonces: ¿Cómo se formó la paloma de carrera inglesa que la suplantó?
Hay autores ingleses que aseveran que, trabajando más lentamente que los belgas, sus connacionales también habían logrado fabricar una paloma de carrera propia, a partir de la Portadora (no especifican cual, si la persa o la inglesa) y que los cruzamientos más exitosos se habían obtenido utilizando las dragonas y las volteadoras. Pero esto habría ocurrido recién en la segunda mitad del siglo XIX.
Según la documentación disponible, a principios de ese siglo, cuando Birmingham y Londres producían sendas variedades de dragonas, que rivalizaban entre ellas en cuanto a belleza útil concierne, estas aves eran usadas por varios periódicos de Londres para la transmisión de las noticias propias de ese ramo. Se cuenta que se sujetaban los mensajes a los tarsos, detalle éste muy significativo porque, como vimos en el capítulo precedente, por mucho tiempo se los colgó de sus cuellos, mediante una cinta, o se los fijó a alguna de las plumas caudales, para evitar que se perdieran.
Se sabe además, que durante el mismo periodo, ellas eran empleadas frecuentemente en las operaciones del mercado bursátil e incluso para facilitar el nada santo negocio del juego de azar.
Si los ingleses hubiesen contado para ese entonces con una variedad mejor, seguramente la habrían estado utilizando en su propio provecho... y también hubiesen hecho lo mismo, entre otros, los holandeses y los belgas.
¿Existía una variedad mejor? Nosotros tenemos la fuerte sospecha de que podría haber sido así. Para poner las cosas en su justo lugar, tal vez resultaría más apropiado remplazar la pregunta precedente por esta otra: ¿Había por esos días una paloma mensajera, también descendiente de la Portadora oriental, que estuviese en funciones cuando la dragona hizo su aparición y que no fue desplazada por ésta?
No resulta nada fácil poder determinarlo, por lo menos a partir de las interpretaciones teóricas que nos han dejado nuestros colombólogos y que son, como podrá verse a medida que avancemos en la consideración de este asunto, muy incompleta y, para peor, ambigua.
Ocurre esto porque en los distintos engarzamientos interraciales que ellos suponen que pudieran haber tenido lugar, faltan algunos valiosos eslabones, imposibles hoy de recuperar, como no sea a través del eventual análisis del ADN de las aves involucradas.
Este método identificatorio aún no existía cuando los colombólogos cuyas opiniones estamos comentando trataban de desenredar la embrollada madeja que estos acontecimientos habían dejado, y recién hoy se lo podría utilizar a tal efecto. Pero nos parece que va a tener que correr todavía mucha agua debajo del puente hasta que alguien se decida finalmente a emplearlo en ese sentido.
¿Y cuáles son estos eslabones faltantes? Desde Darwin hasta acá, en los distintos esquemas que se fueron pergeñado para tratar de explicar la procedencia de cada una de las razas, subrazas y variedades que intervinieron en la formación de las palomas mensajeras, y también de las de carrera, falta siempre un elemento fundamental, como es el complemento utilizado para obtener el que le sigue inmediatamente. Las veces que se los menciona, es a título de mera probabilidad.
Uno de ellos describe, por ejemplo, que los criadores ingleses, partiendo de la Portadora del Este u oriental, llamada también comúnmente “persa”, habrían obtenido la Jinete, hoy extinta. ¿Y qué raza fue apareada a la citada Portadora para generar la Jinete? Nadie podría asegurarlo.
A esta última, probablemente la cruzaron luego con una Volteadora innominada para obtener la Dragona. Pero hay otros que aseguran que esta última fue producida mediante el cruce de la Portadora Persa con una buchona no identificada.
Para complicarnos un poco más las cosas, hay quienes dicen que la Jinete era una variedad de la Portadora Persa, cuyo tamaño estaba comprendido entre el de la Portadora inglesa y el de la Dragón. ¿Y de dónde provenía y cómo era esa Portadora supuestamente “inglesa”?
De todas maneras, los autores ingleses están bastante seguros de que las palomas que se usaron en su país durante el siglo XVIII y la primera parte del siguiente siglo, como mensajeras por un lado y como corredoras por el otro, correspondían al tipo de las Dragonas.
La portadora inglesa
El señor Darwin opinaba que procedía de la Dragona, pero algunos especialistas posteriores parecieran estar convencidos de que sólo era una más entre las descendientes directas de la Portadora del Este, al igual que la Jinete y la Dragona. Dice el sabio inglés que los machos “es notable él también por el maravilloso desenvolvimiento de la piel llena de carúnculos que le rodea la cabeza; apareciendo esta peculiaridad acompañada de párpados muy alargados, orificios externos de la nariz verdaderamente grandes y amplia abertura en la boca.” Como puede verse, no difería mucho del Portador persa.
La paloma de carrera inglesa
Según otros estudiosos, del portador del Este salieron, mediante cruzamientos, la portadora inglesa, la Jinete y la Dragona. Luego se unieron a estas dos últimas y al producto de ambas se lo cruzó con una paloma obtenida del cruce de la paloma acorbatada y la volteadora. Así se obtuvo la paloma de carrera británica.
N.B 8. La paloma acorbatada demostró poseer una gran potencia de vuelo y una inteligencia muy elevada, y se la utilizó para cruzarla con la mencionada volteadora y otras razas o variedades de palomas domésticas.
Por lo que veníamos viendo hasta aquí, es de suponer que los ingleses habían llegado solamente hasta la dragona cuando a principios del siglo XIX los belgas comenzaron a correr sus palomas mensajeras, que, al parecer, eran de esa misma procedencia.
Los comienzos de las carreras de palomas en Bélgica
Como los belgas habrían comenzado a correr sus palomas –según veremos enseguida— cuando el siglo XVIII estaba a punto de concluir o cuando el XIX había recién comenzado, es muy probable que poseyesen por entonces las mejores mensajeras que sus vecinos de allende el Canal de la Mancha habían podido crear. ¿Y qué mensajeras de nuevo cuño tendrían a la sazón los británicos?
Pensamos que pudo ser la producida del cruce Jinete-Dragona por Acorbatada-Volteadora, pero carecemos de referencias históricas que puedan confirmarlo.
Y si bien se han propuesto varias explicaciones concernientes a cómo fue que los pioneros belgas decidieron iniciar la práctica de la actividad que nos ocupa, no figura para nada entre éstas (que nosotros sepamos, al menos) el conocimiento que pudieron eventualmente tener del frustrado intento de los británicos a que hacíamos referencia.
Pero nos parece que no habría que descartar de plano esa probabilidad. Pensamos de esta manera, debido a que tales escarceos tuvieron lugar bastante cerca, tanto en el tiempo como en el espacio, de los acontecimientos que desembocarían en el inicio del palomismo en Bélgica.
No sería para nada improbable que algún colombófilo belga hubiera tomado conocimiento del frustrado intento de utilizar deportivamente a las Dragonas en Inglaterra y decidiera hacer lo mismo en su país. Pero se trata de una mera especulación nuestra.
Lo cierto y comprobable es que, cualesquiera fuesen sus causas, a los belgas les tocó en suerte ser los primeros en introducir la práctica de este entretenimiento, y no sólo en un círculo reducido de colombicultores, como parece haber ocurrido entre los ingleses, sino entre la gente de todos los estratos sociales, con un entusiasmo y una adhesión tan irrefrenable, que lo convirtieron en escasísimo tiempo en un deporte nacional.[1]
Hora bien, cuando prestamos atención a la forma en que se fueron presentando las cosas en este país, podemos también llegar a pensar que pudo tratarse nomás de una invención puramente belga.
En efecto: a pesar de que existió, tal como dijimos más arriba, un precedente en el vecino país insular, como ustedes saben, las nuevas ideas germinan muchas veces en dos o más lugares a la vez, en forma totalmente independiente.[2]
Y aunque tenemos que aclarar que realmente no se sabe a ciencia cierta cuándo fue que se comenzó a practicar esta nueva actividad deportiva en Bélgica, porque aún no se ha estudiado fondo esta cuestión, nos parece que disponemos de algunos datos que nos permitirán deducirlo con bastante aproximación.
Veamos lo que ellos nos sugieren.
La historia del inicio de las carreras de palomas en Bélgica, según se echará de ver a lo largo de este capítulo, pasa por alguna de estas dos principales versiones –o por ambas a la vez--:
1. La influencia del libro de Miguel Sabbach La paloma mensajera, ¡más rápida que el relámpago!
2. El desuso de las palomas mensajeras a consecuencia de la aparición del telégrafo y empleo de las mismas como corredoras por los primeros aficionados a este tipo insólito de entretenimiento.
Influencia del libro de Sabbach
Hemos visto al final del apartado anterior que, si nos atenemos a lo escrito por los cronistas de la primera hora, motivados presuntamente por la lectura de aquel pequeño opúsculo que publicara, en 1801, el sirio Miguel Sabbach, inmediatamente después de ese año, los primeros aficionados belgas comenzaron a criar palomas mensajeras, pero no para usarlas como tales, sino con la única finalidad de hacerlas correr carreras.
Es muy probable sin embargo, que a pesar de tales opiniones, la existencia de este compendio no haya tenido nada que ver en realidad con el nacimiento de la actividad colombodeportiva en Bélgica, y que el hecho de que éste haya sido publicado justamente en vísperas de que este fenómeno se produjera, solo se debiera a una mera ocurrencia circunstancial.
Si los belgas utilizaban las mismas palomas mensajeras que los ingleses, cosa que nos parece sumamente probable (y trataremos de demostrarlo después), ya deberían estar al tanto de lo que Sabbach venía a decirles, porque sabían por lo menos lo que las dragonas eran capaces de hacer cuando volaban hacia sus palomares.
Algunos de los cronistas de las palomas que nos ocupan lo citan de todos modos, como el desencadenante de esta práctica deportiva. Para ellos, luego de leerlo, los primeros aficionados belgas se vieron acometidos por un tan grande e indomeñable frenesí que los obligó sin más trámites a poner en marcha inmediatamente esa acción.
Creemos que antes de aceptar este parecer así como así, deberíamos plantearnos y responder a algunas preguntas que puedan clarificar la ocurrencia del fenómeno y, en el mejor de los casos, nos lleven a justificar plenamente el parecer de los defensores de esta posición.
Por ejemplo, si aquel librito fue publicado en París:
a) ¿Por qué repercutió solamente en Bélgica?
b) ¿Por qué no ocurrió esto primero --o al mismo tiempo-- en París o en algún lugar de Francia?
c) ¿Por qué este fenómeno no se dio en primer lugar, tal como veremos luego, en la capital de Bélgica, sino en ciudades bastante alejadas de ésta, como Lieja, Verviers y Namur?
Para que ustedes puedan advertir porqué la biografía de esta paloma de origen belga podría estar, tal como algunos afirman, tan íntimamente relacionada con un suceso más bien trivial como fue la aparición en París nada menos, y en las inmediaciones de 1801, de un librito que hablaba de lo veloces que eran las palomas mensajeras de aquel tiempo (no sabemos a las de qué raza se refería concretamente el autor) y no solamente con él sino, además, con una multitud de hechos ocurridos precisamente en el territorio francés, vamos a tener que hacer cuando menos una breve referencia a una buena parte de la historia de Bélgica, porque cuando Miguel Sabbach publicó aquel mentado librito, el actual territorio de esta nación se hallaba bajo la férula del gobierno francés.
En efecto: en 1795, luego de pertenecer a la casa de los Habsburgo[3] y tras pasar por sucesivas dominaciones extranjeras --las últimas correspondieron a la española, que corrió desde 1528 hasta 1714, y a la austriaca, que se extendió desde 1714 hasta 1795-- Bélgica pasó a depender de Francia.
Si tomamos en cuenta que la dragona inglesa arriba mencionada voló desde Bury St. Edmunds hasta la Posada del Toro en 1765, y relacionamos este año con aquel en que Bélgica pasó a depender de Francia –1795--, tenemos que esta raza hacía ya como 30 años que venía siendo utilizada en Inglaterra, no sabemos bien si como mensajera o corredora circunstancial, pero utilizada al fin.
Por otro lado, entre el año en que Bélgica pasó a depender temporalmente de Francia y aquel en que Sabbach publicó su obra, se habían computado seis.
Veamos ahora en qué atmósfera social y política se gestó el comienzo de las carreras de palomas en Bélgica.
¿Qué había pasado de importante --y que tenga que ver, desde luego, con lo que a nosotros nos interesa destacar en el marco de este trabajo-- durante esos 36 años en Inglaterra, Bélgica Holanda y Francia; en esos países que venimos mencionando una y otra vez desde el comienzo de este capítulo, porque sus nombres se mezclan confusamente con la historia que estamos tratando aquí de contar?
Con respecto a la primeramente mencionada, considerando el período que ahora nos ocupa, es menester que hablemos del Reino Unido, porque en 1707, es decir, 58 años antes de que aquella legendaria dragona echara a volar hacia la Posada del Toro, se proclamó el acta de unión –entre Inglaterra y Escocia-- que diera origen a este reino.
Esta unión se fue gestando empero a partir de 1603, cuando Jacobo I de Escocia (1566-1625) instaló la dinastía Estuardo. Le sucedió su hijo, Carlos I (1600-1649). Durante su reinado, la pugna entre la nobleza y la burguesía parlamentaria provocó la revolución que dio paso a la dictadura del político y militar Oliver Cromwell (1599-1658). Carlos I fue condenado a muerte y ejecutado.
La monarquía fue restaurada más tarde con la asunción de su hijo Carlos II (1630-1685), como rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda (1660-85). Su sucesor fue Jacobo II Estuardo (1633-1701), hermano de Carlos II.
Debido a su conversión al catolicismo, el nuevo monarca se granjeó la hostilidad del Parlamento y del Partido Conservador, quienes en 1688 apoyaron la llegada a Inglaterra de Guillermo de Nassau, estatúder[4] de las Provincias Unidas (1672-1702). Cuando se lo proclamó rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda con el nombre de Guillermo III (1688-1702), Jacobo II, su suegro, se exilió a Francia.
La sucesora de Guillermo III fue Ana Estuardo (1665-1714). Intervino en la Guerra de sucesión española, conquistando Gibraltar en 1704. Fue durante su reinado cuando se produjo la unión definitiva de Escocia e Inglaterra.
Continúa

[1] Es esta una realidad que nadie podría poner en tela de juicio o darse el gusto de ignorar. Si embargo, cuando recolectábamos antecedentes para la confección de esta obra, el Instituto Belga de Información y Documentación, con sede en Bruselas, nos envió dos libritos muy interesantes: Bélgica en el corazón de Europa y Bélgica, estadísticas de base, en los que, para nuestra entera sorpresa, el deporte por antonomasia de ese país y que desde allí se extendió por todo el mundo, no se hacía merecedor siquiera de dos líneas. Sí, en cambio, se ponía énfasis en que “El fútbol y el ciclismo son los deportes más populares y tienen centenares de miles de adeptos que los practican o que, por lo menos, siguen las competencias y carreras.””También se practica en todo el país el atletismo, el baloncesto, el balonvolea, la natación, la pelota, e incluso el hockey y el tenis.” Página 99.
[2] Un buen ejemplo de ello podría ser lo que pasó con Darwin (Charles) y Wallace (Alfred Russel) en el caso de la concepción de la teoría evolucionista.
[3] Dinastía de duques y archiduques de Austria, emperadores germánicos y reyes de España.
[4] En los Países Bajos y durante la dominación española, se denominaba de esta forma al gobernador provincial designado por el soberano. Este título adoptado por Guillermo de Nassau luego de la sublevación general contra Carlos V.

3 comentarios:

  1. Evoco en su nota viejas charlas mantenidas en sobremesas y palomar... pero sería interesante ver ilustrasiones de las palomas descriptas (antiguas o de modernos criadores... casi criptozoologos!!).
    Le adjunto un link http://www.rac.uab.es/AUS/FLAMENCcas.htm
    Saludos!!!!!!!!!

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  2. Los personajes de la película animada VALIANT del 2005 representan carriers de los tipos descriptos en su nota. Valiant posee una contrapluma en la cabeza, al igual que dos de sus compañeros con aspecto de mensajeras dragonas. Un tercero tiene el tipo mas estilizado. Saludos!!!!!!!

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  3. ME GUSTARIA SABER COMO APRENDIERON LAS PALOMAS A VIAJAR DE UN LADO A OTRO PUES VIAJABAN EN DISTANCIAS LARGAS

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